Thursday, 30 May 2013

Carta a mi hijo sobre el consentimiento sexual (Traducción al castellano: Milagros Cornejo)

Querido hijo:

Te escribo esta carta porque acabo de ver a los padres del acusado en el Jucio de Violación de Steubenville llorando cuando lo hallaron culpable. Te soy totalmente honesta. No puedo decir que sentí pena por ellos. En vez de eso pensé ‘sí, lloren nomás. Su hijito trató a esa niña como un juguete, un trapo, un objeto. Ustedes han criado un muchacho que no tuvo la más mínima compasión por esa chica como ser humano.’ Me imagino tu cara en este momento, mientras piensas ‘ok mamá, realmente no sé a qué viene todo esto…’ Sipi, prepárate; hay un bichito que no me deja en paz. Aguanta un poquito y sigue leyendo.

Mira, de alguna manera el hijo de la pareja que hoy llora y sus amigos estaban convencidos que tenían derecho a hacer lo que les diera la gana – ya sea porque los criaron haciéndoles creer que estaban por encima de la ley o con tan poca decencia que no tienen idea de cómo tratar al prójimo. Cualquiera sea el caso, los padres y mentores de Steubenville fallaron a sus hijos y contribuyeron a una cultura donde una muchacha fue tratada de la manera más baja y más cruel para diversión de estos chicos. La triste verdad es que mientras los padres dejen que sus hijos piensen que sus deseos son más importantes que los derechos de los demás, esto seguirá pasando. Te escribo esta carta porque no quiero fallarte de la misma manera. Te amo demasiado como para callarme esto.

Quiero que sepas te no digo todo esto porque piense que vas a actuar como esos chicos. El conversar de un mal comportamiento no significa que sea inevitable o posible. Sólo significa que yo necesito saber, por tu tranquilidad y la mía, que te he enseñado lo que la libertad y la responsabilidad sexual realmente significan. El educarte sobre lo que es consentimiento no significa que seas un depredador sexual en potencia, de la misma manera que educarte sobre cómo usar fósforos no significa que vayas a ser un incendiario. Estamos hablando de tu seguridad y de la de alguna posible pareja tuya.

Considera el siguiente escenario. Imagínate que un fin de semana cualquiera te quedas en casa de un amigo. La han pasado bien todo el día, riéndose y contando chistes con un grupo de gente, algunos de los cuales conoces y otros son amigos de amigos. Te has tomado un par de tragos, reido de lo que han visto en internet, jugado x-box durante horas y luego poco a poco te has ido relajando, quitado algo de ropa y quedado dormido.

Ahora imagínate que te despiertas y descubres un hombre sobre ti, que obviamente ha tenido algún tipo de contacto sexual contigo. Sé que la idea en sí es chocante. Algo que probablemente nunca has considerado, a pesar de que el 8% de las víctimas de violaciones reportadas son hombres. Imagínate tu sorpresa, tu asco y tu cólera. Imagínate además a todo el mundo diciendo que tú tienes la culpa.

¿Sentirías que lo que pasó estuvo bien porque no dijiste “no” mientras sucedia? ¿O que porque estabas borracho, semidesnudo o dormido en público te habías puesto en peligro y “te lo buscaste”? ¿que porque pasaron el tiempo juntos, fuiste buena gente o aceptaste un trago le ‘mandaste señales’? ¿que el chiste rojo que contaste más temprano se debió entender como que ‘querías eso’? ¿Que el que hubiera escuchado que tuviste sexo con uno de sus amigos o parientes sería razón aceptable para hacerlo contigo? ¿y qué me dices si vinieras caminando a casa de noche? ¿te estarías poniendo en peligro y serías ‘parcialmente responsable’ si un extraño te arrastrara a un corredor y te asaltara sexualmente? Si aceptaras una invitación a la casa de un amigo y él te echara en el sofa y no te dejara moverte, ¿tendrías culpa por haberte quedado solo con él?

Estoy convencida de que tu respuesta a cada una de mis preguntas es un ‘no’ inmediato, fuerte y rotundo.

Entonces pregúntate ahora si las situaciones anteriores serían aceptables si tú fueras mujer. La respuesta, por supuesto, sigue siendo “no”. Nada cambia la falta de consentimiento en estos escenarios. Cada una de estas situaciones es un ataque sexual, sin condiciones, sin peros, sin quizás, sin excusas. El consentimiento no puede asumirse, forzarse o tomarse. NUNCA. El consentimiento es siempre y solamente algo que se da con voluntad.

Entonces seamos absoluta y perfectamente claros: los actos sexuales que tienen lugar sin consentimiento son una violación y lo único que significa “sí” es la palabra “sí”.

El no decir “no” no significa “sí”.
El que no luche ni te empuje para apartarte no significa “sí”.
El que no esté despierta no significa “sí”.
El que no esté sobria no significa “sí”.
Ningún tipo de ropa significa “sí”. Ni tampoco la falta de ropa.
El número de parejas que ella haya tenido antes tampoco significa “sí”.


Aceptar un trago no significa “sí”. Salir a comer no significa “sí”. Aceptar que la lleves a su casa en tu carro no significa “sí”, ni tampoco pasar a la casa a tomar un café. Sentarse junto a ti en el sofá no significa “sí”. Un gemido, un suspiro o el devolverte una caricia no significa “sí”. Sus pezones erectos no son un “sí” – el frío, miedo e incluso la muerte pueden hacer que el cuerpo muestre signos que parezcan excitación sexual. Un “sí” a un beso no significa que puedes asumir un “sí” a algo más. Nunca asumas. Repito: NUNCA ASUMAS.

Resístete a la peligrosa tentación de besarla cruzando los dedos de que algo más va a pasar sin que lo hayas conversado con ella primero. “Intentarlo”, “probar suerte” o imaginarte que estás “leyendo los signos” correctamente son sólo eufemismos para justificar un ataque sexual esperando que tus sentimientos sean correspondidos. Te lo digo en serio. No lo hagas. Todas las mujeres solteras que conozco han pasado por esa desagradable experiencia. No seas uno de tantos.

La palabra “sí” es el único “sí” que es 100% claro, sin ambigüedad.

Entonces… ¿cómo te van a decir “sí”? Preguntando pues. Es así de simple. Haz la pregunta, escucha la respuesta y actúa según eso. Incluso si la respuesta no es lo que esperas. Especialmente si la respuesta no es la que esperas. Esa es la diferencia entre dos personas disfrutando del sexo juntas y una persona asaltando sexualmente a otra. Las únicas invitaciones confiables para tener un encuentro sexual son claras, inambiguas y verbales. Si piensas que preguntar y afirmar es demasiado vergonzoso para tenerlo en cuenta, entonces tal vez no estés listo para tener sexo con otra persona.

Porque sólo hay una persona con la que puedes considerar tener sexo silencioso… sin preguntar: esa persona eres tú mismo. Eres también la única persona que podría ‘deberte’ un orgasmo.

Ya sé. Todo esto suena como una lista de reglas y obligaciones para algo que debería ser ‘natural’. Incluso suena como ‘muy complicado’ – bueno, qué lástima. El mundo no debería entenderse como un buffet donde comes todo lo que puedes cuando tienes la oportunidad de servirte tú mismo. Esa misma fue la actitud de esos jóvenes que ahora están donde deben estar… en una celda. Cuando el sexo incluye a alguien aparte de ti mismo nunca se trata sólo de tus deseos. Si piensas que tus deseos podrían alguna vez permitirte coaccionar a alguien para satisfacer tus necesidades sexuales, entonces debes preguntarte si estás dispuesto a enfrentar las consecuencias de tu forma de pensar. Sería entonces el mismo escenario en el que un extraño decide usar tu cuerpo para satisfacer sus deseos sexuales, sin importarle tus sentimientos y la posibilidad de terminar en una celda. Piensa en lo que ese punto de vista significa para las mujeres de tu familia a las que tanto quieres. ¿Acaso deben ser presa de alguien que se sienta atraido por ellas, como si fueran mercancía? Es que ese es la mentalidad de la cultura de violación sexual existente. Es por eso que me doy el trabajo de escribir mis pensamientos; porque la mejor lección que puedo enseñarte es la habilidad de reconocer que tus elecciones tienen consecuencias tanto para ti como para los que son parte de tu decisión.

Como que hasta ahora todo es malo ¿no?… pero el consentimiento también da beneficios. El sexo consensual es lo máximo. La comunicación verbal es excitante. Escuchar a tu pareja verbalizar lo que lo que quiere te hará más experto en la cama y ambos responderán mejor a sus mutuas necesidades. Si hablas de tus deseos y fantasías tendrás muchas más posiblidades de que se cumplan que si crees que tu pareja tiene poderes psíquicos. Estoy segura que te estoy dando vergüenza ajena, pero si has leido hasta acá, hay un chocolate en la refri para ti. Sí, te estoy tomando examen.

Tal vez no lo veas ahora, pero el mejor regalo que puedes hacerte a ti mismo es siempre asegurarte que cuentas con el total consentimiento de la persona con la que tienes sexo. Así no tendrás que mirarte luego al espejo y preguntarte si conduciste a alguien a hacer algo para lo que tal vez no estaba todavía lista. Nunca serás el hipócrita que reprende al hijo mientras esconde un secreto de culpabilidad. No sentirás el peso del arrepentimiento por el daño que personalmente causaste a alguien. Nunca mirarás a una mujer de la que han abusado y pensarás que eres parte de lo que le causó tanto dolor. Pero más importante, serás un líder, no un discípulo. Nunca serás ese chico ante un juez en la corte de Steubenville. Por el contrario, serás artífice de crear consciencia en otros que a la larga hará del mundo un lugar mejor para todos.

Serás ese ese hombre que ya veo en ti.

Miles de besos. Con el amor de siempre.

Mamá

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